sábado, 3 de junio de 2017

A partir de los 7 pecados de la memoria


Los 7 pecados
Daniel Schacter es profesor de psicología de la U. de Harvard y especialista en memoria y neuropsicología y autor del libro Los 7 pecados de la memoria. Allí explica que la memoria no es tan fiable con los detalles. Pero, a veces, cuando la memoria parece engañarnos, logra sintetizar el significado, para darle un sentido a la experiencia. Existen dos tipos de memoria: la episódica que se ocupa de los sucesos y la semántica que administra nuestros conocimientos.

Según Schacter el primer pecado de la memoria es que se debilita por el transcurso del tiempo. Sin embargo, todo depende del uso que se haga de la experiencia y del conocimiento. El principio general es que lo que no se usa se pierde.

El personaje del cuento de Borges “Funes el memorioso” no podía olvidarse de nada. El peso de su memoria lo atormentaba y lo llevó al suicidio. En el cerebro normal la curva del olvido registra cómo -dentro de las 8 horas posteriores al suceso- el cerebro borra el 80% de los sucesos. Dependerá del interés y de los repasos el fortalecimiento de las huellas mnémicas y de las redes neuronales. Recuerdo y olvido más que adversarios deben ser aliados estratégicos en la construcción de un sistema memoria eficaz. Si basura entra basura sale, es un refrán informático. Lo mismo ocurre con la memoria. Aprendamos a aprehender lo importante y a desaprender lo que ya no tiene sentido. 

Pecar por distracción. Schacter menciona como 2do pecado a la distracción. Por ejemplo, si alguien no presta atención al nombre de la persona que le están presentando obviamente no podrá recordarlo. En nuestros cursos sobre desarrollo de la memoria aprendimos que la atención se vincula con el interés, con el deseo de recordar y con la acción; nuevamente valoramos la importancia del repaso activo.

El 3er pecado es el bloqueo: “lo tengo en la punta de la lengua pero no lo puedo decir”. La experiencia nos dice que el esfuerzo excesivo por recordar – la fuerza bruta- puede obstaculizar la aparición del recuerdo. Con técnicas de relax y activación de sistemas de búsqueda el cerebro nos traerá el recuerdo más tarde, sin esfuerzo alguno.

Los pecados anteriores son por omisión pero Schacter plantea pecados de comisión.

El 4to pecado es recordar el hecho pero alterar la fuente. Esto puede llevar a desastres como sostener que una persona cometió un crimen que no cometió. Las fallas de la memoria desnudan los defectos del sistema de testigos en los procesos legales.

El 5to pecado es el de sugestión. Un cierto recuerdo puede ser inducido o modificado de diversas maneras por manipuladores de la memoria, haciéndonos recordar hechos inexistentes o logrando crear asociaciones falsas pero que terminamos aceptando.

El 6to pecado es que nuestros conocimientos y creencias actuales alteran el recuerdo original. Adaptamos el pasado a lo que ahora creemos.

El 7mo pecado es el de persistencia. Se refiere a la reiteración de episodios que preferiríamos olvidar. Esto se da con frecuencia en los hechos traumáticos.

Un test para su memoria. Creemos en que nuestros recuerdos son siempre verídicos, pero hagamos un test para verificar lo que ocurre en nuestra mente cuando queremos recordar. Lea esta lista un par de veces:
Caramelo, ácido, azúcar, amargo, bueno, sabor, diente, agradable, miel, refresco, chocolate, duro, pastel, comer, tarta.

Capte la idea general. Luego seguiremos.

Sin memoria no hay futuro. Es fácil afirmar que, sin memoria, no hay pasado. Lo revolucionario es que según la experiencia y recientes estudios, sin memoria tampoco habría futuro. Curiosamente, cuando imaginamos lo que vendrá, se activan las mismas partes del cerebro que cuando recordamos el pasado. El hipocampo es el gran regulador, recopila aspectos parcialmente fragmentados para provocar el recuerdo.

A nadie le extraña hoy que le digan que memoria no sea un fiel registro de las experiencias vividas. El cerebro crea, completa e inventa para dar coherencia al pasado. Pero si la memoria nos juega malas pasadas, sabiendo que su registro no es fidedigno, podemos intentar unificar mejor nuestro yo presente, pasado y futuro.

Conclusiones. El olvido es tan importante como la memoria, es la parte positiva de los pecados. La memoria es buena para capturar el sentido de la experiencia pero imprecisa para fijar los detalles y las circunstancias. Desde lo educativo es cada vez más borrosa la separación entre presente, pasado y futuro.

Debemos aceptar que la memoria necesita un método para organizarse y poder así convertirse en el pilar del cerebro por su capacidad de conexión, ya que sin memoria no podríamos ni siquiera leer, lo que sería muy grave, ya que fue el tallado del alfabeto en el cerebro le dio al hombre el liderazgo en el planeta. Sin memoria no podríamos exponer. El orador debería leer el discurso y perdería su capacidad de comunicación con el auditorio. También perdería concentración al tener que meditar sobre todo lo que dice. Sin una buena memoria se empobrecería la inteligencia, no podríamos crear ya que nada surge de la nada, ni tampoco resolveríamos nuestros problemas.

Cuidemos nuestra memoria, es el capital intelectual que produce como resultado el desarrollo y los logros en la vida. Con la memoria aprendemos y cuando aprendemos la modificamos. Para optimizar la relación memoria-aprendizaje los métodos intelectuales poseen una importancia capital. Como dijo Nietzche los métodos son la mayor riqueza del hombre. El capital que alojamos entre las dos orejas, nadie nos lo puede quitar.

Seguimos con el test: Le diré una palabra para que recuerde si se encuentra o no en la lista que leyó antes, no la mire ahora, sino cuando responda, para comprobar el acierto o el error. La palabra dulce: ¿forma parte de la lista? Es posible que si falla, el error provenga de su memoria semántica, incidiendo sobre la episódica.

Cuénteme cómo le fue.

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